Desde el 1 DE SEPTIEMBRE DE 2012 hemos venido celebrando en numerosos pueblos y ciudades del planeta, las lecturas solidarias "ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ".

Estas lecturas están convocadas en solidaridad con Ciudad Juárez, en representación de todo el pueblo de México y por extensión de cualquier otro rincón del planeta donde el miedo, consecuencia última de la violencia, es utilizado para imponer la voluntad y los intereses de los grupos de poder sobre los derechos y la dignidad de los pueblos y los ciudadanos.

En nombre del colectivo Escritores por Ciudad Juárez continuamos con esta llamada a la solidaridad y la movilización. Quienes lo deseen pueden remitirnos sus poemas o textos, alusivos al conflicto que padece Ciudad Juárez, que serán colgados en este blog y posteriormente utilizados en cuantos proyectos y publicaciones decidan los organizadores de las lecturas solidarias. Las colaboraciones serán colgadas como entradas, con el nombre del autor o autora, junto al nombre de la ciudad de donde nos escriben. Y cada nueva colaboración del mismo autor o autora será añadida a la primera de sus colaboraciones.

Dirección de contacto: poemasporciudadjuarez@hotmail.es

jueves, 26 de septiembre de 2013

JOSÉ ALEJANDRO PEÑA, Santo Domingo, República Dominicana

Elegía por la muerte de un amigo


Para Adrián Javier

La muerte es como un niño en la sombra:
se agranda con un beso robado a los retratos.

La muerte se lleva las palabras y los rostros
ahondados en la mano
y nos desfonda la sonrisa y los sueños
con una luz fingida que se parece a todo.

La muerte siente miedo de los pájaros
que se juntan debajo de la nieve
para inventar el fuego que los hace volar.

Solamente los pájaros ahuyentan a la muerte
con un canto confuso y desvirgado por
las piedras.

La muerte se lleva las ventanas cerradas
y se pinta los ojos con tierra como los ajedrecistas
como los bizcos que ven crecer al cielo
entre los pedregales
como si Dios tuviera los huesos pegados con
saliva de muerto y no con escaleras
para subir cantando a la más alta duda
de los abalorios.

La muerte es un día de menos
en medio de los días amados por el agua.

La muerte borra con su dedo amarillo
a las luminiscentes alondras hiperbólicas
porque no se cansan de cantar a los días
con palabras perfectas como el viento.

Eres como la luz entre las rendijas
de las casas de madera
donde un poco de humedad alborota
demasiado al mar.

La muerte no tiene misterio
y por eso se lleva tus ojos congelados por el metal
más fino de la primavera.

Las palabras son de sal
y la sal es negra como un cacique.

La muerte no se lleva tu nombre
ni el nombre de las cosas que tú amabas.
La muerte se lleva el tronar de los dedos
y se lleva un poco del silencio
de cada palabra.

La muerte es un susurro largo oscuro desolado
que no puede arrastrar su propio cuerpo
sobre las calles sin pavimento del rocío.

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