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domingo, 12 de agosto de 2012

JOSÉ PULIDO NAVAS, Avila, Castilla-León

DONDE SE ESCRIBE EL SILENCIO

En algún momento
alguien abrió las puertas a la muerte,
que penetró los corazones como un cuchillo sutil,
como un veneno  oculto.
Calló con  la fragilidad del grito
las conversaciones de la ciudad,
llegó a  la basura, entró en los sueños,
la echamos al bolsillo con la vuelta del autobús.
Fue un instante y nada fue ya igual.
El ruido,  la prisa, la mirada hacia dentro,
el vacío bajo los zapatos eran otros,
el  miedo diferente a cuanto antes conocimos.
Cuando apareció la primera víctima
-casi bella, como llegada de otro mundo-
nos arrebató la paz.
Fuimos arrojados  a los secretos
de las alcantarillas,
al abismo de un tiempo encadenado,
sin esperanza ni futuro
donde se escribe el silencio de la muerte.
La palabra se hizo túnel , subterráneo,
se escondió en los amantes y sus ropas caídas,
calla entre los huesos  de  una ciudad que espera
su justicia, su liberación contra el olvido.
Solo volverá a vivir cuando sea dicha.


REBELIÓN

Imprescindible hablar desde la urgencia,
dejar en libertad el sentimiento
aun lleno de aristas, afilado
como un cristal después de la pedrada
y soltarlo aunque se pierda en el grito,
aunque el furor y la lucha lo arrebaten.

Un hombre ha sido asesinado.
El terror nos escupió a la cara su veneno,
nos obligó a cerrar los ojos, calló los labios,
condenó la piedad a pública vergüenza.
Somos testigos del dolor que levantó
una avenida de cuerpos y de brazos
para señalar al asesino.
Es necesario vivir, aunque parezca obsceno
su tesón, que coloniza los aceros del crimen
y los eriales de la sangre derramada.

Imprescindible salir a la calle,
sentirse pueblo en pie, multiplicado en un río
de conciencias, para compartir  las lágrimas
como presentes de nuestra recobrada dignidad.
Es una vendimia duramente cosechada,
          mas su embriaguez a nada se parece.

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